Me desperté horas después y aún seguía sola en la casa. Me pegué una ducha, comí algo y me vestí. A continuación llamé a mi amiga Yole para saber por dónde andaba y me dijo que estaba en “El Mos d’Eva” con otras chicas y la dije que me esperase allí que iba para allá, y así lo hice, necesitaba salir y despejarme, necesitaba sacar de mi cabeza a Mario por unas horas y pensé que esa sería la solución. Me fui hacia la parada del autobús y media hora estuve allí.
Ya había estado varias veces con Yole en ese garito, pero aún así, cada vez que entraba me quedaba, al principio, un poco cortada, porque, aunque entraba todo el mundo, era un local de ambiente lésbico y no estaba acostumbrada a ver parejas de chicas besándose. Me dirigí hacia dónde estaba el billar, ya que Yole me había dicho que estaban allí y allí las encontré, las di dos besos a cada una, me pidieron una cerveza y Yole me propuso jugar al billar.
Ya había estado varias veces con Yole en ese garito, pero aún así, cada vez que entraba me quedaba, al principio, un poco cortada, porque, aunque entraba todo el mundo, era un local de ambiente lésbico y no estaba acostumbrada a ver parejas de chicas besándose. Me dirigí hacia dónde estaba el billar, ya que Yole me había dicho que estaban allí y allí las encontré, las di dos besos a cada una, me pidieron una cerveza y Yole me propuso jugar al billar.